miércoles, 25 de agosto de 2010

DIARI D'UNA AMISTAT (24 de Juliol de 2010)




DIARI D'UNA AMISTAT

La rosada del matí cobria els vidres dels cotxes del 27 de novembre de 2006 i jo em dirigia cap a l'empresa que durant uns mesos seria testimoni de l'inici d'una gran amistat.

Entrava en un mon desconegut fins aleshores i em sentia neguitosa, temerosa... Però al trucar a la porta, va obrir una noia jove, somrient i eixerida que em guiaria en les meves primeres hores.

Durant els quatre mesos següents compartiríem grans moments per a recordar. Un simple cargol d'una cadira o una càmera de fotos feien esclatar les rialles entre nosaltres, provocant l'enveja de la resta del personal.

Però la Nuri havia de marxar. Totes dues ens acomiadàvem com a bones, pero simples companyes de feina i cap de les dues s'imaginava l'amistat que ens uniria mes endavant.

A finals de l'estiu de 2007 varem quedar per sopar a un xines a Castelldefels. Jo tenia un munt de coses al cap de les quals no em venia de gust parlar amb ningú, però sense adonar-me la Nuri va ser capaç de llegir aquell diari personal que mai vaig arribar a escriure.

No se dir si va ser exactament des de aquell dia, però la Nuri es va convertir en una de les persones mes especials de la meva vida.

Un sopar a la platja, llargues nits a Santa Coloma, o patinant pel passeig. Compartint fins i tot moments de superació com per exemple a Huesca, on trèiem forces d'on no les havia per animar a l'altre a continuar pujant la muntanya. Era indiferent l'escenari. Infinites confidències, secrets inconfessables, sensacions i sentiments, explicats sobre la roca de la nostra platja secreta...

Però no va ser fins a l'agost de 2009, quan realment vaig conèixer al Francesc. Aquell estiu la parella em va convidar a passar les festes de Marçà amb la seva familia i els seus amics. Varem passar molt bons moments, però el que realment em va sorprendre va ser el Francesc. Tot l'amor que la Nuri m'ha demostrat sentir pel Francesc en quatre anys, me'l va demostrar sentir ell cap a ella en una setmana, a través de mirades, gestos paraules que considero de gran valor.

Recordo un dels sopars a Marçà amb els seus amics... Es feien apostes sobre qui es casaria abans del grup. Jo en el meu interior pensava: qui millor que la Nuri i el Francesc? I aqui estem celebrant la vostra boda.

A dia d'avui no conec a una parella mes sòlida que aquesta. Sou el clar exemple del que significa l'amor, l'entrega i el matrimoni. El vostre amor es com un tresor que la majoria de nosaltres anhelem i busquem insaciablement. Vosaltres l'heu trobat i estic segura que sabreu cuidar-lo i mantenir-lo i espero ser testimoni durant molts anys i seguir formant part de la vostra petita família que avui comença, ja que em sento tremendament orgullosa de formar part de les vostres vides.

Petonets als dos!!! ;)

lunes, 9 de agosto de 2010

"Psique reanimada por El Beso" de Antonio Canova


En una ciudad de Grecia había un rey y una reina que tenían tres hijas. Las dos primeras eran hermosas. Para ensalzar la belleza de la tercera, llamada PSIQUE, no es posible hallar palabras en el lenguaje humano. Tan hermosa era que sus conciudadanos, y un buen número de extranjeros, acudían a admirarla. Incluso dieron en compararla a la propia VENUS, y no advirtieron que, al descuidar los ritos debidos a esta diosa, tal vez estaban atrayendo sobre la bella y bondadosa joven un destino funesto.

Venus, la diosa que está en el origen de todos los seres, herida en su orgullo, encargó a su hijo Cupido: "Haz que Psique se inflame de amor por el más horrendo de los monstruos" y, dicho esto, se sumergió en el mar con su cortejo de nereides y delfines.

Psique, con el correr del tiempo, fue conociendo el precio amargo de su hermosura. Sus hermanas mayores se habían casado ya, pero nadie se había atrevido a pedir su mano: al fin y al cabo, la admiración es vecina del temor...

Sus padres consultaron entonces al oráculo: "A lo más alto ­contestó­ la llevarás del monte, donde la desposará un ser ante el que tiembla el mismo Júpiter". El corazón de los reyes se heló, y donde antes hubo loas, todo fueron lágrimas por la suerte fatal de la bella Psique. Ella, sin embargo, avanzó decidida al encuentro de la desdicha.

Sobre un lecho de roca quedó muerta de miedo Psique, en lo alto del monte, mientras el fúnebre cortejo nupcial se retiraba. En estas que se levantó un viento, se la llevó en volandas y la depositó suavemente en un pradera cuajada en flor. Tras el estupor inicial Psique se adormeció.

Al despertar, la joven vio junto al prado una fuente, y más allá un palacio. Entró en él y quedó asombrada por la factura del edificio y sus estancias; su asombro creció cuando unas voces angélicas la invitaron a comer de espléndidos platos y a acostarse en un lecho. Cayó entonces la noche, y en la oscuridad sintió Psique un rumor. Pronto supo que su secreto marido se había deslizado junto a ella. La hizo suya, y partió antes del amanecer.

Pasaron los días por la soledad de Psique, y con ellos sus noches de placer. En una ocasión su desconocido marido le advirtió: "Psique, tus hermanas querrán perderte y acabar con nuestra dicha". "Mas añoro mucho su compañía ­dijo ella entre sollozos­. Te amo apasionadamente, pero querría ver de nuevo a los de mi sangre". "Sea ", contestó el marido, y al amanecer se escurrrió una vez más de entre sus brazos.

De día aparecieron junto a palacio sus hermanas y le preguntaron, envidiosas, quién era su rico marido. Ella titubeó, dijo que un apuesto joven que ese día andaba de caza y, para callar su curiosidad, las colmó de joyas. Poco antes de que anocheciera, Psique tranquilizó a sus hermanas y las despidió hasta otra ocasión.
Con el tiempo, y como no podía ser de otra forma, Psique quedó encinta. Pidió entonces a su marido que hiciera llegar a sus hermanas de nuevo, ya que quería compartir con ellas su alegría. Él rezongó pero, tras cruzar parecidas razones, acabó accediendo.

Al día siguiente llegaron junto a palacio sus hermanas. Felicitaron a Psique, la llenaron de besos y de nuevo le preguntaron por su marido. "Está de viaje, es un rico mercader, y a pesar de su avanzada edad..." Psique se sonrojó, bajó la cabeza y acabó reconociendo lo poco que conocía de él, aparte de la dulzura de su voz y la humedad de sus besos... "Tiene que ser un monstruo ", dijeron ellas, aparentemente horrorizadas, "la serpiente de la que nos han hablado. Has de hacer, Psique, lo que te digamos o acabará por devorarte". Y la ingenua Psique asintió.

"Cuando esté dormido ­dijeron las hermanas­, coge una lámpara y este cuchillo y córtale la cabeza". Enseguida partieron, y dejaron sumida a Psique en un mar de turbaciones. Pero cayó la noche, llegó con ella el amor que acostumbraba y, tras el amor, el sueño.

La curiosidad y el miedo tiraban de Psique, que se revolvía entre las sábanas. Decidida a enfrentar al destino, sacó por fin de bajo la cama el cuchillo y una lámpara de aceite. La encendió y la acercó despacio al rostro de su amor dormido. Era... el propio dios Cupido, joven y esplendoroso: unos mechones dorados acariciaban sus mejillas, en el suelo el carcaj con sus flechas. La propia lámpara se avivó de admiración; la lámpara, sí, y una gota encendida de su aceite cayó sobre el hombro del dios, que despertó sobresaltado.
Al ver traicionada su confianza, Cupido se arrancó de los brazos de su amada y se alejó mudo y pesaroso. En la distancia se volvió y dijo a Psique: "Llora, sí. Yo desobedecí a mi madre Venus desposándote. Me ordenó que te venciera de amor por el más miserable de los hombres, y aquí me ves. No pude yo resistirme a tu hermosura. Y te amé... Que te amé, tú lo sabes. Ahora el castigo a tu traición será perderme". Y dicho esto se fue.

Quedó Psique desolada y se dedicó a vagar por el mundo buscando recuperar, inútilmente, el favor de los dioses: la cólera de Venus la perseguía. La diosa finalmente dio con ella, menospreció el embarazo de la joven, le dio unos cuantos sopapos y la encerró con sus sirvientas Soledad y Tristeza.

El caso es que Venus decició someter a Psique a varias pruebas, convencida de que no podría superarlas; mas acudieron en ayuda de la joven las compasivas hormigas, las cañas de los ríos y las aves del cielo. La última prueba, en cambio, fue la más terrible: Psique bajó a los infiernos en busca de una cajita que contenía hermosura divina. En el camino de regreso, sin embargo, quiso ella misma ponerse un poco y, al abrir la caja, un sueño insoportable se abatió sobre ella. Y habría muerto, de no ser porque Cupido, su loco enamorado, acudió a despertarla: "Lleva rápidamente la cajita a mi madre, que yo intentaré arreglarlo todo" dijo, y se fue volando.

En la morada de los dioses, a petición de Cupido, Zeus determinó que los amantes podían vivir juntos. Así que Hermes raptó a Psique y la llevó al cielo, donde se hizo inmortal. Y fueron juntos felices Cupido y Psique y a su debido tiempo tuvieron una niña a la que en la tierra llamamos Voluptuosidad.