jueves, 28 de agosto de 2008

La Meta


Se despertó sobresaltada, emocionada, como cada uno de los 15 días que duraron los campamentos. Pero ese día era especial. Un grupo de monitores se llevaban a los más mayores a recorrer 70 km en dos días cargados con sus mochilas y sus sacos de dormir.

Salió de la tienda de campaña, se calzó sus "chiruca", y estiró su dolorida espalda, debido a los numerosos días que llevaba ya durmiendo en el suelo...

Después de un mega desayuno para coger fuerzas, cargaron con las mochilas y empezaron su viaje. Para ella era una experiencia nueva, puesto que por muchas excursiones que hubiera hecho por la montaña con sus padres o en "El cau", no tenía nada que ver. Tampoco era muy consciente de lo que iba a hacer debido a su edad...

Al principio le costó arrancar. Por la mañana no solía ser persona, pero poco a poco fue despertando y animándose. Hubo muchas risas, canciones...

El mejor descanso del día fue para comer. Habían andado ya unos 20 km aproximadamente y el cansancio se empezaba a notar. Los responsables del grupo decidieron parar en el parque de un pequeño pueblecito. Gran parte del parque estaba cubierto por un manto de hierba y los numerosos y frondosos arboles la protegían del tremendo sol que tanto atacaba a las 15 de la tarde.

Después de comer, el grupo se desperdigó. Unos tocaban la guitarra, otros charlaban tranquilamente. Otros como ella se tumbaban sobre la hierba, bajo un árbol. Cerró los ojos y disfrutó de los sonidos de los pájaros, las hojas de los arboles al moverse con el viento, y del olor a naturaleza del lugar.

Había que retomar el viaje puesto que aun quedaban 15 km por recorrer. 15 km que por otro lado se hicieron bastante más pesados que el resto.

Finalmente llegaron a su destino. Desplegaron sus sacos de dormir en medio de la montaña formando un corro y se prepararon para vivir su primera noche de "vivac". Al principio la idea la asustaba, se imaginaba un gran jabalí molesto por haber invadido su territorio, pero poco a poco y gracias al ambiente creado por los monitores se le olvidaron los bichos y empezó a preocuparse por la típica historia de miedo del lugar que se sacaban de la manga... (Típicas batallas con espíritus de guerreros vagando por el lugar, desapariciones misteriosas de los niños de la zona, bosques encantados...) Como para acordarte del inofensivo jabalí....

A la mañana siguiente se despertó con los primeros rayos de luz que atravesaban los arboles y con el sonido de los pájaros. (lo que daría por volver a vivirlo) Esa mañana tenía una energía brutal. Después de desayunar y encabezando la enorme fila se puso en marcha junto con el muchacho que días después la haría soñar despierta por primera vez con sus conversaciones a la luz de la luna, sus miradas, sus gestos de cariño... Los compañeros algo más mayores que ella (18 años) la miraban sorprendidos. Con solo 15 años parecía que se comía el mundo. No había quien la parara. Cantaba, reía, no se cansaba de hablar, saludaba a los coches que iban pasando por su lado, los cuales le contestaban con el correspondiente bocinazo.

De vez en cuando le pedían que frenara la marcha puesto que había compañeras suyas que no podían seguir el ritmo, pero ella enseguida se volvía a embalar. Tanto es así , que consiguió que se hicieran los 35 km en una mañana. A las 16 de la tarde ya estaban de nuevo en la casa de colonias.

Esos dos días le dieron una fuerza increíble, no era gran cosa lo que había hecho, pero por alguna razón se sentía poderosa y capaz de todo.

Espero que os haya gustado! Besitos

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola guapaaaaaaa!!!

Que bonics són els teus contes ehhhh.
Doncs res que no tinc gaire temps per escriure que marxo de casament, ueueue!!!

Fins aviaaaaaaaaat!!! Ja vau quedar amb la Sandruki?

Petoneeetsss!!!

Anónimo dijo...

Petardilla!! Que estás pero estás missing. A ver si hablamos wapi!

Besitos!!